Soy una pésima bloggera. Nunca escribo, no aporto datos nuevos, mis opiniones son sesgadas y muchas veces me contra-digo, escribo poco e in-coherente. Y ni siquiera es en-tretenido, radical o gracioso. Ni siquiera alcanzo a ser patética. A fin de cuentas no me destaco por nada.
Mi disco duro está a punto de estallar, la pantalla de mi computador está loca, se achata y se alarga a cada segundo. Mi internet va a 2 por hora, y tengo cargo de conciencia por no haber estudiado lo suficiente hoy.
Pero estoy de vacaciones. Así como desde abril, pero desde el miércoles pasado son oficiales.
Esta entrada es como un vomito de cosas feas, cosas malas, y cosas simplemente.
Como que me apesta tener hipo, o que la gente grite. Y que también detesto al perro de mi vecino, pero más detesto a la hija de mi vecino, por que es de esas típicas niñitas floreritos y agradadas que se las saben todas. Y lo peor es que siempre me saluda y me mira y se ríe como si supiera más que yo. Pobre, igual debe tener como 7 años, pero se me hace insoportable en ocasiones. Tanto, que hasta prefiero a su perro. Y eso que le tengo fobia a los perros.
Quisiera ser más desenvuelta, más segura o más sociable. Y de frentón ser una mina chora. No un intento de niñita ruda, que es a lo que llego actualmente. No quiero que me tengan miedo, osea ¿¡Miedo?! Sí, dije miedo. Es que esa es la opinión generalizada. Es cómo si fuera a saltar y a morder y a tirar espuma por la boca. Y la realidad es que soy muy insegura y tengo una coraza. ¡Bah! nada nuevo.. ¿pero es que nadie me puede descifrar? No es nada tan difícil ni tan raro. Y puedo llegar a ser interesante cuando quiero. De hecho, me gusta mucho conversar. Pero soy una trancada de mierda. Sí, eso debe ser.
Me encanta quejarme, y escupir estupideces. Es saludable.
Voy a ver Dawson's Creek, que ya me queda sólo la última temporada, y ya hoy cancelé el famoso proceso de PSU. Oh sí, allá vamos.
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